…Toda esa sabiduría campera se va adquiriendo poco a poco desde niño, sin esfuerzo, como si de un juego se tratase, y para ello la figura de los maestros es primordial. Y éstos se encuentran en la familia. En primer lugar, su abuelo materno y su padre, que guiaron sus primeros pasos en la Sierra desde muy temprana edad. También, la cuadrilla habitual de los días de caza, ejerció su papel didáctico transmitiendo su “sabiduría” al aprendiz de cazador. De esta manera la afición innata con la que se nace se va modelando y desarrollando en un ambiente sin trabas ni cortapisas, antes al contrario, pues la caza es considerada un hecho natural. Y si a esta predisposición se le añade el lugar de nacimiento propicio, tenemos todos los ingredientes para la evolución del futuro cazador, pues es evidente que no es lo mismo habitar en Sierra Morena que en una gran ciudad.
Francisco Fernández Redondo publicó en 2015 su primer libro El olor de Sierra Morena, con esta editorial. Hoy regresa con un nuevo título: En la soledad del monte, en el que de nuevo deja constancia de sus dotes, con el rifle y con la pluma, y de su pasión por los jabalíes.