Tras la revolución sufrida en el mundo de la caza en los últimos cuarenta años, en muchas ocasiones se ha vuelto harto difícil compartir lances y jornadas cinegéticas con amigos, así como cazar de una manera natural. El autor, en El Majadal de Perico, recoge una crónica minuciosa y detallada de sus vivencias en el campo: Monterías, recechos y esperas, jornadas de caza menor, perdices y conejos al salto, tiradas de patos al anochecer... Todo ello conforma un libro ameno y dinámico, en el que el lector empatiza rápidamente con la sencillez y naturalidad con que Fernando describe y disfruta de las pequeñas cosas que, juntas, le han acompañado siempre en su viaje a lo largo de la caza.
En los tiempos tan convulsos que estamos viviendo en el mundo de la cinegética, donde estamos perdiendo valores imprescindibles para poder defenderla, habría que poner en valor esas personas que, como Fernando, son un ejemplo de ética y respeto hacia la naturaleza y en consecuencia hacia la caza. Para él no importa el cuánto y el qué, sino el cómo y con quién.
En este libro nos cuenta de manera sencilla y amena, un dinámico diario de experiencias cinegéticas, con una sinceridad abrumadora, fiel reflejo de su personalidad, en el que se darán cuenta de que “Fer” es ese vecino ideal de armada que quisiéramos tener en cualquier montería, el compañero perfecto para emprender cualquier viaje de caza y el mejor anfitrión para sentarse delante de un exquisito plato, con un buen vino, en cualquier restaurante.